La estrategia defensiva cede el balón y la iniciativa de juego al rival;
su objetivo es reaccionar rápido para aprovechar la perdida de balón y el juego
de transición rápido y efectivo.
Esta manera de jugar no se basa únicamente en esperar al rival y sus
fallos; es un concepto distinto en el que los defensores (la gran mayoría del
equipo, por no decir el equipo entero) van a provocar la pérdida de la pelota
del adversario.
El equipo busca neutralizar la zona de construcción rival juntando los
medios y los defensores. Suelen ser equipos compactos que juegan en bloque
intentando siempre tener el balón por delante de la media. Cuando se produce la
recuperación del balón, el equipo se lanza rápidamente hacia el ataque buscando
un juego directo en profundidad, vertical y no tanto en anchura.
La decisión de una u otra estrategia depende (al igual que la táctica)
del entrenador aunque está condicionada por los perfiles con los que cuenta
entre su plantilla. Una filosofía defensiva debe contar con uno o dos
medios defensivos muy eficaces y atacantes rápidos.
Sin embargo la selección de una estrategia u otra también se verá
afectada por las necesidades de juego. Por ejemplo, sí se juega de local predominará la actitud ofensiva, o sí se va por debajo en el marcador. Sin embargo si se juega contra un equipo, teóricamente, muy superior se buscará
emplear una estrategia muy defensiva.
Como se puede
ver en la imagen, todos los jugadores del Getafe (azules) están por detrás de
la línea de la pelota, esto permite ocupar mejor los espacios a la hora de
defender.